En el mercado existen numerosos productos que utilizan como reclamo su contenido de aloe, sin embargo, muchos basan su composición en el polvo de esta planta y agua, por lo que su calidad y sus beneficios son realmente cuestionables.
El aloe vera es uno de los súper ingredientes más utilizados, naturales y efectivos para el cuidado diario de nuestra piel. Prueba de ello es que en el mercado existen numerosos productos que utilizan como reclamo su contenido de aloe, sin embargo, muchos basan su composición en el polvo de esta planta y agua, por lo que su calidad y sus beneficios son realmente cuestionables.
Por esta razón, es muy importante saber diferenciar entre jugo, extracto, gel o polvo. El gel es la pulpa de la hoja triturada, rica en polisacáridos, vitaminas y minerales, pero que puede contener aloína, una sustancia de acción laxante presente en la planta, que en el proceso de transformación para obtener el jugo se elimina. Por otro lado, el jugo es la forma más común de encontrar aloe vera, no contiene aloína, pero conserva el resto de componentes beneficiosos.
Por su parte, el concentrado de aloe vera es gel deshidratado, mientras que el extracto es un preparado que se obtiene a partir del polvo mezclado con agua, y que suele contener menos del 10% de esta planta. La mayoría de fabricantes utilizan polvo, por el ahorro en costes y logística que supone; y es que, resulta más caro transportar cubas de jugo de aloe, que el producto en polvo ya deshidratado, y añadirle agua después.
El aloe vera es uno de los súper ingredientes más utilizados, naturales y efectivos para el cuidado diario de nuestra piel.
Y es que, la aloverosa es un azúcar complejo que solo se produce en la especie »aloe barbadensis miller’‘ y que fija la hidratación llena de ingredientes activos en la piel. En una piel sana, la diferencia entre un producto puro, con altos niveles de aloverosa, y otro a base de polvos de aloe y agua, quizá no se aprecie tanto. Pero, cuando se trata de pieles sensibles, dañadas o con quemaduras, la concentración de los principios activos juega un papel muy importante.
Por todo ello, la diferencia entre un producto natural no procesado y uno que sí lo es, se encuentra principalmente en la pérdida de sus propiedades originales. El aloe está compuesto por moléculas muy débiles, lo que provoca que se deteriore fácilmente. Por tanto, cuanto antes se estabilice en frío y se envase el producto, mejor se conservan sus principios activos.
Fuente: www.consalud.es