Cuando hablamos de accesibilidad nos solemos centrar mucho en temas como la arquitectura, urbanismo, transporte y tecnología, pero qué pasa con los textos. Además de los sistemas pictográficos, existe la lectura fácil.
La lectura fácil consiste en la formulación de propuestas concretas, por una parte, en aspectos de expresión escrita, como ortografía, gramática, vocabulario y estilo, y por otra, en cuestiones relativas a edición, como tipografía, ilustración, maquetación y producción. Intenta abarcar todas las facetas de forma global para que los textos sean realmente efectivos. Utilizar este método beneficia a todas las personas que quieran acometer proyectos de adaptación de textos, al tener una referencia concreta y detallada. También es muy útil para profesionales de terapia ocupacional, educación especial y cualquier otro que tenga relación con personas con dificultades lectoras.
La lectura fácil tiene por objetivo a todas las personas con dificultades lectoras. De forma específica, los primeros beneficiarios son las personas con discapacidad intelectual y con trastornos del comportamiento. También resulta útil para personas mayores, con analfabetismo funcional y extranjeros con bajo conocimiento de español. No obstante, la lectura fácil resulta útil para todos, porque cualquiera de nosotros tiene dificultades para comprender determinados textos. Pensemos en textos científicos o legales, por ejemplo.
En representación de todas las personas de ASPAPROS, los componentes del taller de pintura del Centro Ocupacional de la asociación piden un mayor compromiso social que pasa fundamentalmente por una mayor asignación de recursos por parte de empresas, organizaciones y administraciones públicas, destinándola a formar adaptadores y a desarrollar proyectos concretos para adaptar contenidos que afecten al día a día de las personas: por ejemplo, temas laborales, contratos de cualquier tipo, temas culturales… por poner algunos ejemplos.