Formación Continua: Apoyo Conductual Positivo.

 

En ASPAPROS hacemos un gran esfuerzo por mejorar la calidad en la atención a las personas con discapacidad intelectual, para ello la semana pasada todos nuestros trabajadores participaron en una jornada de formación continua destinada a proporcionar las claves del Apoyo conductual positivo. La formación estuvo impartida por Juana María Alonso, Responsable del Servicio de Apoyo a Familias y psicóloga, y constaba de 4 horas presenciales en las que tras una breve introducción teórica, el grupo trabajaba casos prácticos con el objetivo de que pusieran en práctica sus habilidades en dicha técnica de intervención.

Mejorar la intervención con las personas con discapacidad intelectual es un reto tan importante que los procedimientos tradicionales no son, por lo general, eficaces. La causa fundamental del fracaso de algunos métodos de modificación de conducta tradicional es, no tener en cuenta una comprensión de quién es la persona, de cuál es el contexto social donde tiene lugar el problema de conducta y cuál es la función o propósito de la conducta problemática.

El Apoyo conductual Positivo es un conjunto de procedimientos y técnicas destinadas a cambiar el entorno para hacer que la conducta problemática sea irrelevante e inútil y por consiguiente, hacer que la conducta alternativa socialmente adecuada sea más eficaz.

Ofrece los apoyos necesarios a nivel conductual, plasmados en un plan elaborado por el equipo de atención directa (algunas veces puede incluir a familiares, amigos y allegados). Consiste en desarrollar y establecer apoyos, con el fin de conseguir cambios conductuales importantes a nivel social, utilizando estrategias lo menos aversivas posibles para la persona, de ahí su apellido de «positivo».

El Apoyo Conductual Positivo es un planteamiento basado en el respeto de los valores de la persona y en la derivación eficaz de hipótesis funcionales sobre el comportamiento problemático. Permite a los profesionales

  • afrontar el reto de proporcionar apoyos en cualquier contexto donde se desenvuelve habitualmente la persona,
  • mejorar la capacidad de los ámbitos, institucionales, familiares y de la comunidad a la hora de diseñar contextos efectivos,
  • incrementar el ajuste o la conexión entre la investigación y la aplicación, y los ambientes en los cuales tiene lugar la enseñanza y el aprendizaje.

Centra la atención en crear y apoyar contextos que incrementen la calidad de vida, haciendo que las conductas problemáticas para aquellas personas que las presentan sean menos eficaces, eficientes y relevantes y que las conductas alternativas sean más funcionales.

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