Los aficionados al fútbol saben lo que significa jugar en campo contrario: la incomodidad del desplazamiento, el vestuario pequeño que en ocasiones no tiene ni agua caliente, los silbidos del público desde el calentamiento y sin el ánimo de tu hinchada. Tirar un penalti en esas condiciones es, si cabe, más difícil todavía porque el sonido ambiente se vuelve ensordecedor y el campo parece tronar. En esas condiciones los grandes se consagran y confirman lo que son. No se amilanan, no le tiemblan las piernas y ejecutan la pena máxima con naturalidad. Marquen o fallen siguen adelante con su objetivo que no es un penalti, ni un partido, sino el campeonato. Así es nuestra amiga Marisa García y este corto es un homenaje para ella.
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